jueves, 17 de junio de 2010

Lucifer's angel

Volar lejos, escapar a otro mundo donde él no pueda encontrarte.
Luchar contra el tiempo, el destino, la vida, solo para poder ser libre.
Correr, huir, lejos ¡más lejos! esconderse, buscar el mundo ideal que tu mismo inventaste, creer, creer que puedes, que las hadas existen, que el mundo es hermoso, que no acabará.
Esperar, porque nada importa, porque no tiene arreglo.
Él es el ángel... ya no hay nada más.

Violet Nightray

martes, 15 de junio de 2010

Brick by boring brick

Era feliz en un cuento de hadas, jugaba y corría sin preocupación alguna, pero alguien me obligó ha abrir los ojos. Enterró mi castillo, destruyó mi inocencia y me puso los pies en el suelo. Las alas que colgaban de mi espalda desaparecieron como en un espejismo, como el hechizo de una vieja bruja cuando llega el amanecer. Ese nuevo y oscuro mundo me absorbió mostrándome mis mayores miedos. Ahora corro sin rumbo, desde hace tiempo no he dejado de gritar, estoy perdida, no hay salida y, como cada noche, el agua me llama cuando la luna se alza en el cielo. Hoy hay luna llena. No quiero gritar más, el mar se expande ante mí y, por primera vez, voy hacia él. Sus aguas me acogen abrazándome, llevándome a lo más profundo de sus entrañas. Por fin vuelvo a sentir tranquilidad. Mis gritos han dejado de sonar.

Violet Nightray

domingo, 6 de junio de 2010

No tomorrow.

Mi mundo se derrumba destruyendo todo cuanto tengo. No puedo evitar sentir una horrible melancolía acechando mi oscuro corazón, mientras busco una salida, por pequeña que esta sea. La encuentro. La salida está frente a mí, la veo, puedo llegar hasta ella, pero mi cuerpo no se mueve, me quedo en el mismo lugar en el que estoy. No puedo abandonar este lugar. Es mi hogar, es a donde pertenezco. Suspiro dejando que el aire revuelva mi pelo por última vez. No voy a huir, no lo abandonaré.
No hay mañana para mí.

Violet Nightray

jueves, 3 de junio de 2010

Canción imaginaria.

Es casi medianoche.
Y en sueños, esa melodía de siempre me impide dormir, dejando que la música evoque la calidez de un abrazo, de su abrazo. Doy vueltas en la cama, y escucho su voz, acompañando el dulce sonido de una flauta, mientras anhelo apoyar la cabeza en su pecho y escuchar su voz reverberando en mis oídos.
Me levanto, cansada de buscarle en una cama en la que solamente estoy yo, y me acerco a la ventana, tratando de escuchar más fuerte el sonido de las notas, que poco a poco se va alejando.
Observo la luna, que está llena y refleja mi soledad en la oscuridad del cielo, y cierro los ojos, tratando de grabar en mi memoria las notas que solamente yo puedo escuchar, aunque sé que siempre las olvido cuando llega el amanecer. Desesperada, me doy cuenta de que cada vez el sonido es más lejano.
Ya es medianoche, y la música vuelve a marcharse. Y con ella, el recuerdo de la soledad de su mirada. Mi propia soledad. No lo soporto, y por ello bajo de un salto, y persigo la canción, esperando alcanzarla, pero por más que corra cada vez se aleja más. Con los ojos llenos de lágrimas, salgo del pueblo y me adentro campo a través, en su busca, negándome a perderle una noche más. Y finalmente, la música deja de alejarse al llegar al borde de un acantilado.
Le busco, deseando volver a verle, y sonrió al escuchar su voz acompañando a la flauta desde las rocas donde rompen las olas. Ahora el anhelo de volver a ser abrazada es más fuerte, y él ya no se oculta de mí.
Me está esperando. Lleva mucho tiempo esperándome, lo sé por la tristeza de su canción. E incapaz de resistirme a su llamada, incapaz de seguir sintiendo esta ardiente soledad, me arrojo al vacío, hacía su eterno abrazo, sonriendo por primera vez en mucho tiempo.
Gabriella Nightray

martes, 1 de junio de 2010

Rosa marchita.

En el torreón más alto de mi castillo, observo la rosa que sujeta débilmente los hilos de mi destino. Con la llegada del frío, mis últimas esperanzas se disipan, cae otro pétalo recordándome que se acerca el final y, como tantas otras veces, me arrepiento de mis errores pasados. Con un suspiro agarro entre mis garras el frío mango de mi única ventana al mundo exterior, durante un breve instante contemplo mi rostro animal en la superficie del espejo, antes de que este me muestre lo que más deseo y necesito en el mundo. La veo corriendo por la resplandeciente nieve en mitad de la noche. Busca a su padre desesperadamente. Las lágrimas se ahogan entre la mata de pelo permanente que recubre mi cara. ¿Hice bien dejándola marchar? La echo de menos más que a mi propio cuerpo, pero ella tiene la oportunidad de vivir, no puedo negársela, ella tiene una vida llena de esperanzas.
Cierro los ojos abrumado por el dolor que me produce su ausencia, cuando los abro de nuevo el espejo solo muestra la oscura habitación en la que me encuentro.
El último pétalo me nubla los sentidos, no existe nada más. Desciende con delicadeza dejando desnudo el tallo de la rosa que antes fue mi vida, marcando mi futuro, quitándome todo lo que un día fui. He olvidado mi rostro humano, la bestia es todo cuanto queda de mí.

Violet Nightray