martes, 26 de octubre de 2010

Solo él

Le gusta la música clásica; piano y violín, adora la poesía; esa que te hace temblar, disfruta de las frías tardes de otoño; en las que las hojas secas te cubren los pies y lo pintan todo de ocre. Le gusta él, nadie más que él.

Camina sin miedo; no le importa lo que puedan decir, se siente orgullosa de lo que es; no ansía que la acepten como persona, no se rinde ni se lamenta; perder el tiempo sin poner remedio no es su estilo, no se fija en ningún punto concreto; casi todo carece de importancia. Le ve a él, a nadie más que él.

Escucha las voces de un grupo de chicos; sabe que él esta entre ellos, se burlan y hacen comentario hirientes; no le importa lo que ellos piensen, busca su mirada; la encuentra un segundo y ve como se esconde sin ayudarla. Continua su camino sin él, pero su amor solo es para él.

Nadie elige de quien se enamora, a nadie le afecta el insulto de una sombra que no es nada en su vida, pero hay cosas que duelen mucho más que un insulto.

La voz de quien no es nadie nos acusa, el silencio de quien lo es todo... nos condena.

Violet Nightray

Utopía

Un intenso brillo ilumina mi rostro y mi corazón, el ardiente deseo de hacer grandes cosas crece dentro de mi. Sueño con la oportunidad de llegar a conocer el romance perfecto, con la búsqueda de la puerta que me permita entrar en tu mente.

Salgo llena de esperanzas, busco respuestas, pero no las obtengo gratis. Dolor, mentiras, odio, ¿hay vida dentro de mi? La maldad parece seguirme, les hace daño a cuantos se cruzan en mi camino ¿cómo he podido no darme cuenta antes de todo el horror que hay a mi alrededor? La gente te consuela, pero no hace nada por entenderte, sigues tu camino en soledad, observando como nos destruimos los unos a los otros.
¡Estoy soñando con cosas preciosas! Ninguna de ellas esta aquí. ¡Estoy soñando el sueño que deseo compartir! Y busco el romance perfecto, la puerta que me abra tu mente y... la salvación para la humanidad.

Que alguien nos ayude, ¡nos ahogamos!
Por primera vez soy consciente de que llueve dentro de mi hermosa utopía, la idea de quienes somos se echa a perder dentro de mi. Todo era mentira.
El brillo que me iluminaba se reduce poco a poco, me anuncia que la culpa fue nuestra.

Esperanzas rotas y lágrimas que no conmoverán a nadie. ¿Cómo arreglar un mundo destrozado?
Antes de que el día termine aporto mi grano de arena, pero... ayudar a un niño ¿vale de algo en un mundo dónde nos hemos acostumbrado tanto a al mal que nos parece habitual ver crímenes cada día? ¿Dónde una guerra esta justificada? ¿Dónde te mueres de hambre habiendo quien puede evitarlo?
Al menos puedo decir que hoy ese niño a tenido la oportunidad de sonreír.

Violet Nightray

lunes, 25 de octubre de 2010

Cansada de besar sapos

Cuando tenía quince años mi mundo se reducía a un sentimiento: el amor.
Creía que era algo eterno, cómo mis películas preferidas. Que cualquier momento de bajón se solucionaría con un apasionado beso bajo la lluvia.
Han pasado muchos años desde entonces. Mi edad duplica la de entonces y ya he comprendido que no a costa de besar muchos sapos encontrare a mi príncipe azul.
Mi mundo está formado por muchas cosas: la resaca de una noche de fiesta, los recuerdos de llamar a una amiga, trabajo pendiente para mañana e incluso algún nuevo número en mi agenda telefónica que no pienso marcar.
No quiero oír hablar de amor, es un final que ya tengo muy visto.
Gabriella Nightray

sábado, 23 de octubre de 2010

Metamorfosis

El cielo es azul y una pompa de jabón revolotea, seguida por la mirada cautivada de una niña. Sus risas llenan el aire. Persigue la pompa, aunque sabe que si la alcanza, se romperá. Por eso nunca llega a cogerla.
Ha llegado el invierno. Han pasado los años; la niña ha crecido. Ya no le cautivan las pompas, ya no sonríe en los días de sol.
Ahora persigue sus sueños, aunque sabe que si los cumple volverá a cambiar. Dejará de entusiasmarse con cada avance que la aproxime, al igual que dejaron de entusiasmarle las pompas cuando descubrió el rímel.
Simplemente, crecerá de nuevo.
Gabriella Nightray

En ocasiones, no ocurren las coincidencias

Ella era risueña, entusiasta, alegre. La clase de chica con la cabeza en las nubes; incapaz de quedarse quieta, que no se cansa de perseguir mariposas ni de soñar despierta con príncipes azules y bailes que acaban a las doce de la noche.
Él era serio, tranquilo, con las ideas muy claras pero muy poca iniciativa para sacarlas adelante. El tipo de chico con los pies bien asentados en la tierra, y anhelos de llegar a volar muy alto, pero sin polvo de hada que le concediera las alas.
Eran la noche y el día, seres distintos, y al mismo tiempo la mitad que el otro necesitaba. Sin embargo cuando se cruzaron, ella no se quedo mirando fijamente sus ojos azules, él no se sintió cautivado por su jubilosa sonrisa.
Él era el príncipe azul que ella tanto esperaba para entrar de nuevo al mundo sin cuentos. Ella era el hada que él buscaba para poder liberarse de la realidad. Y ninguno de los dos sabía que de haber mirado más detenidamente a su alrededor, habrían hallado su mitad incompleta. ¿Quién añora lo que no conoce? No fue un error, tampoco un acierto.
Sus caminos se encontraron, pero no llegaron a cruzarse.
Gabriella Nightray

miércoles, 13 de octubre de 2010

Amores de barra

¿Quién era ella? (Pregunta sin respuesta)
Labios rojos, rímel corrido y pálidas mejillas mal coloreadas. (es bonita, cuando todo el maquillaje desaparece)
Pocas palabras (breves, concisas), todavía menos acciones (tardes ocupadas, teléfono estropeado, excusas de última hora)
Sonrisa de hielo, mirada vacía.
Un nombre distinto para cada persona (ninguno verdadero) Una constante huida (no es feliz, tampoco se siente mal) y cientos de esperanzas para el futuro.
Cuando no dejas nada detrás de ti, no es difícil empezar de cero.
Gabriella Nightray

domingo, 10 de octubre de 2010

Recuerdos

Los recuerdos facilitan el dolor interior.

Desde que te fuiste he rogado y suplicado a dioses en los que no creo para que puedas volver. El resultado ha sido ver como mi vida avanzaba sin mi, ver como me quedaba esperando sin moverme, deseando un reencuentro que jamás llegaría. Te he necesitado muchas veces y no estabas, he querido olvidarte y no me dejabas. Como olvidar a quien hizo tanto por ti, a quien quisiste como si no hubiera nadie más...

Todos mis recuerdos te mantienen cerca.

Veo tu sonrisa, tu seriedad, veo a través de tus ojos y se que estas lejos, pero ¿estas bien? Dame una muestra de ello, quizá así pueda continuar. Estás en cada lugar que veo, en cada persona que pasa. Como olvidar cuando todo me hace recordarte...

En los momentos tristes te imagino junto a mi.

Consolándome como solías hacerlo. No puedo soportarlo. En lugar de seguir a delante retrocedo, vuelvo atrás, a los días en los que aun estaba conmigo. Los escombros vuelven a ser lo que eran antes de tu partida, yo vuelvo a ser feliz ¿y para qué? Por más que te busco sigo sin encontrarte. Me acurruco en un pequeño rincón, ese que una vez nos sirvió de refugio, las silenciosas lágrimas vuelven de nuevo. Como olvidar si ya eres más que una parte de mi...

Violet Nightray

sábado, 9 de octubre de 2010

¿correcto?

El problema radica en que no soy perfecta. –o eso me has hecho creer-
Tú eres todo lo que alguien querría ser –sonrisas amables, habilidad con la música, magnetismo evidente, buenos modales en la mesa, la solución al problema y un futuro brillante – y yo quiero ser mejor por ti. ¿Por ti? No.
Para ti.
Para no sentirme inferior cuando tomas el relevo en una conversación, amoldando a tus deseos a los que te rodean sin que nadie se dé cuenta. Para no ver tu exasperación con cada error mío. Para comprenderte.
El problema en el fondo está en mí. ¿Es motivo para decirte adiós? Lo es.
Realmente el problema no radica en lo que yo soy o no soy. Está en lo que tú me haces querer convertirme.
Gabriella Nightray

miércoles, 6 de octubre de 2010

Nunca es tarde.

Algo va mal, no es cómo debería, no es cómo yo quiero que sea.
Hace sol, las calles están llenas de gente que habla, ríe, simplemente vive sin saber qué eso no está bien.
¿Dónde están las nubes que anuncian una tormenta, los gritos, los lamentos, los sollozos ahogados?
No quiero abrir los ojos y empezar un nuevo día. Quiero que la noche regrese, que los pájaros se callen. Quiero llorar sin que nadie intente consolarme, sin que intenten silenciar mi llanto.
Otras veces has vivido un día sin mí. Puedes hacerlo. Solo tienes que intentarlo cada día
Te quiero. Ya es tarde, pero te quiero.
Tú no puedes volver, y yo te prometí no seguirte, intentar seguir sin ti. Un día, un año, lo que quede de mi existencia.
No entiendo porque la vida continúa.
Gabriella Nightray

martes, 5 de octubre de 2010

Dos extraños

Es medianoche y no puedo dormir.
Noto tu brazo alrededor de mi cintura, y los latidos de tu corazón junto a mi oído. Observo tu rostro, relajado por el sueño y exhalo un suspiro. En respuesta, me acercas más a ti, y yo me dejo cual muñeca de trapo.
¿Esto está bien? Solamente sé tu nombre.
Solamente sabes el mío.
Pero conozco cada centímetro de tu piel como si fuera la mía propia, distingo el sonido de tu respiración de entre todas las demás y soy capaz de identificar tu tacto como si cada noche quedara grabado a fuego en mi memoria.
Puede que no sea correcto, pero ¿es posible que este mal algo que te hace sentir tan bien?
Cuando llegue el día, me marcharé; y será cómo si esta noche nunca hubiese existido. Cómo si tus manos nunca hubieran recorrido mi espalda mientras tus labios rozaban los míos. Volveremos a ser dos desconocidos.
¿Recordaré tu nombre mañana?
Cuando lo olvide volveré a buscarte. Te sonreiré entre la música estruendosa y te guiare hasta un rincón más apartado. Susurrare mi nombre en tu oído, y dejare caer una sugerencia de conocernos mejor. De nuevo.
Y cuando caiga la noche, volveré a formar parte de este juego entre las sábanas, volveré a conocerte y a recordar lo reconfortante que es dormir entre tus brazos hasta que la luz del día me obligue al olvidarte de nuevo.
¿Qué más da, si volveremos a encontrarnos?
Al fin y al cabo, solo somos dos extraños que se conocen demasiado bien.
Gabriella Nightray

lunes, 4 de octubre de 2010

Verdadero dolor.

Una habitación fría, oscura y vacía.

Estoy atrapada en ella con mi peor pesadilla. Le odio, me odia, pero no hay nadie más aquí. Los ruidos de las antiguas cañerías me atormentan y el frío me hace temblar en un rincón de la sala. Me está mirando, parece pensativo. Por primera vez desde que le conozco no siento odio hacia él, sino comprensión. Esta pasando por lo mismo que yo. Está magullado, pero hace un esfuerzo para levantarse, camina hacia mi. Mi dolorido cuerpo se encoge de miedo al ver a alguien acercarse, pero no me hace daño.
Se quita la chaqueta, dejando ver una horrible herída en su costado, y la coloca sobre mis hombros. No hay tiempo para darle las gracias.

El sonido del silbato anuncia el comienzo de nuevas y terribles torturas. Cuando la sombra de un hombre aparece en la habitación él se coloca frente a mi, me protege. No tarda mucho en caer al suelo ensangrentado, me mira, me mira como si me pidiera perdón por no haber aguantado más. Ya no me importa estar indefensa ante el dolor físico, he descubierto uno mucho peor.

Mis ojos se llenan de lágrimas ¿será verdad que del odio al amor solo hay un paso?

Violet Nightray

sábado, 2 de octubre de 2010

Mujer contra mujer

Nuestras miradas se cruzan una vez más, el intenso brillo de sus ojos nunca me deja indiferente. La conozco tanto que en ocasiones me arrepiento de ello. ¿Por qué? Porque, gracias a conocerla más que nadie, se que solo soy una amiga para ella, una hermana... nada más.

Nunca se dará cuenta de lo que siento, es demasiado insegura como para pensar que alguien pueda estar interesado en ella y mucho menos yo. Son cosas como esa las que me hacen querer protegerla, estar con ella siempre, guardar el secreto. Un secreto que la confundiría, la haría daño, la separaría de mi.

Es muy enamoradiza. Siempre escucho sus historias sobre nuevos chicos, mientras imagino como actuaría si descubriera que la quiero. Sus amores imposibles me entristece, pero los que acaban dando sus frutos son los peores. Odio a cada uno de los chicos que se le acercan, que la abraza, la besan, que tienen todo lo que yo quiero. Siempre consigo borrarlos del mapa. Ella se lamenta un tiempo, sufre por la perdida de su amor, pero se que le evito un mal mayor.

Esta mal, lo se. No debería hacer eso. Pero es por ella que soy lo que soy, que hago lo que hago y si para estar a su lado, para tenerla solo para mi, he de ser un monstruo lo seré sin dudar. Mi vida está anclada a la suya, no la dejare marcharse... jamas.

Violet Nightray

¿Me quiere, no me quiere?

¿Me quiere, no me quiere?
Dos pétalos blancos como la nieve caen en la hierba, y yo suelto una risita, mientras arranco otros dos, formulando la misma pregunta.
¿Me quiere, no me quiere?
Cuando me sonríe me gusta pensar que sí. Cuando me ignora suelo imaginar que no. ¿Qué es real y que es una impresión? No lo sé. ¿Podrá saberlo una margarita? No es más que una flor que nunca ha escuchado ni el sonido de tu risa ni la dulzura de mi voz al pronunciar tu nombre.
¿Me quiere, no me quiere?
Caen más pétalos. Sigo arrancando más. La flor cada vez resulta más triste, y mi pregunta suena más cansada. Cae el último, blanco e inocente sobre todos los demás que han corrido la misma suerte. Dice que no me quiere y yo lanzó lo que queda de la frágil flor, antes de arrancar otra margarita.
¿Por qué? Porque esa estaba equivocada. Yo se que aunque no me lo puedas decir me quieres, a veces.
Gabriella Nightray