jueves, 30 de diciembre de 2010

Él

Tiene los ojos grises y los labios eternamente curvados en una sonrisa burlona. Faltan y sobran adjetivos para describirle.

Misterioso. Todos creen conocerlo...nadie lo sabe a ciencia cierta.

Elegante. Todo un caballero aunque jamás rescate a una dama en apuros.

Cruel. Lo sabe, lo sé. No hacen falta explicaciones.

Superior. A mi, a todos...en todos los sentidos.

Es todo aquello que odiamos (envidiamos), lo que soñamos (anhelamos) con llegar a ser. Y lo sabe, le gusta saberlo.
Él es perfecto donde nada lo es.

Le quiero.

Le odio.

Tiene los ojos grises; y basta una mirada suya para desatar el fuego en mi interior; y aún no sé porque.

Hermanas Nightray

martes, 28 de diciembre de 2010

El lado oscuro de la luna

Las sábanas revueltas, la ropa esparcida por el suelo, una melena pelirroja esparcida por la almohada y su respiración en tu cuello son solo la magnificación de otra mentira.
¿Quién de los dos dijo la primera? “Me gustas” “Te quiero”
Confundes sus palabras con las tuyas, y solamente sacas algo en claro: cada letra murmurada en la oscuridad, acelerada con su respiración que se entremezcla con la tuya…cada palabra; no es más que un juego de medias verdades y vacío absoluto cuyas reglas nadie ha inventado pero ambos seguís religiosamente.
Abre los ojos y buscas en ellos su nombre, uno de tantos. ¿Se lo has preguntado siquiera? La cabeza te da vueltas y el alcohol que consumiste anoche te impide recordar. Tampoco importa. Cuando la noche acaba son pocas las cosas que continúan siendo importantes.
Y cuando te levantas, quedando tu calor en las sábanas como último vestigio de tu presencia allí, no sientes remordimientos. Ella no despierta, tú no añoras su piel contra la tuya. Cuando te marchas sin anotar la dirección o dejar una nota de despedida, logras comprender la esencia de quien eres.
Eres el lado oscuro de la luna y esa estrella que hace mucho tiempo que dejo de brillar…pero que el tiempo mantiene intacta. Eres noches sin dormir, camas deshechas, labios hinchados y camisa desabrochada. Eres rock´nd roll y acordes distorsionados.
Sobre todo, eres cobardía. Las palabras que no dices, y el beso que nunca te atreverás a darle porque la quieres.
Gabriella Nightray

lunes, 27 de diciembre de 2010

Defying gravity

Nunca encontré nada divertido siguiendo las reglas del juego. Los limites que me impusieron son absurdos, aburridos y arbitrarios. Siento que algo ha cambiado dentro de mi, no quiero jugar con las reglas de otros.

A partir de ahora saltaré sin pensar cuando ni como llegaré al suelo. Cantaré, no, gritaré todo lo alto que me plazca. Sonreiré cuando me miren mientras cuchichean sobre lo sinvergüenza que soy. Correré hasta llegar a un lugar que realmente me sorprenda y me guste.

He despertado, es tarde para volver a dormir. Solo puedo caminar hacia delante, esperando que lo que esta por venir sea igual de emocionante que lo que imagino. Quiero arriesgarme y sufrir cuando algo me decepcione. Quiero una vida que poder recordar con nostalgia cuando vea a mis nietos cometer mis mismos errores. Quiero sentirme llena de libertad. Quiero... si, creo que quiero desafiar a la gravedad, y tu... no podrás hacerme caer.

Violet Nightray

domingo, 26 de diciembre de 2010

Al compás de un violonchelo.

Un, dos, tres, cuatro.
Y el compás cambia, la música ahora es más lenta. Ralentizas tus pasos para seguirla y dejas que tu compañero de baile te lleve por toda la pista; evitando a los demás bailarines sin demasiados problemas: después de todo…resulta más sencillo seguirle a él que pensar que paso es el correcto.
Adelante, atrás…y un paso corto a la izquierda.
Su mano en tu cintura resulta molesta e incómoda. Quieres apartarla de un manotazo. (Pero eso no estaría bien)
Un dos tres…
El vals termina. Te liberas de su agarre con demasiado entusiasmo (no es de buena educación hacer eso) y te alejas, rechazando todas las invitaciones a bailar. Comienza otro baile, otro vals interminable.
Un, dos, tres, cuatro.
La gente te mira. Unos sonríen divertidos, otros muestran desaprobación. Las caras se confunden y ya no sabes a quien diviertes ni a quien escandalizas. Son solo caras deformadas por los giros que marca un violonchelo.
Adelante, atrás…y un gran paso a la derecha.
No es así, pero no es un error. No has ido hacía la izquierda porque no quieres ir a la izquierda. Nadie te guía y así es más divertido. Tú marcas el camino; tú decides…y a veces tropiezas con otras parejas. No hay ninguna mano en tu cintura que te lleve por unos pasos que no has elegido dar.
Un, dos, tres…
Y cuando empiece la próxima pieza, seguirás bailando sola, rodeada de gente, cambiando los compases por una canción que nadie escucha. Un vals imaginario.
Gabriella Nightray

viernes, 24 de diciembre de 2010

Por ti

Estoy tirada en un montón de viejas y mullidas mantas (siempre adoró el calor de las mantas) al lado de la chimenea. Uno de sus libros preferidos está entre mis manos, solo el crepitar de fuego interrumpe mi lectura silenciosa.

Ha llegado. Él está ahí.
No a hecho ningún ruido, no se escucha ni su respiración, pero se que me está observando, se que me mira tras esa esquina con una media sonrisa y se que le gusta verme leer. Comienzo a leer párrafos sueltos (sus favoritos) en voz alta. Siempre ha dicho que me sienta bien leer en voz alta.

Tomo un sorbo del vaso que hay en el suelo junto a mi (piña, su zumo favorito) y espero a que el suave pelaje de mi adorado gato me acaricie las piernas, pero no lo hará (a él no le gustan los gatos), un sacrificio que volvería a hacer.

Sigo leyendo en voy alta mientras él se acerca por mi espalda y me envuelve en su cálido abrazo. Finjo sobresaltarme (le gusta que sea inocente y despistada, que no me de cuenta de las cosas) Se tumba junto a mi y continuo la lectura en voz alta.

No me gusta el calor de las mantas, tampoco ese libro que a él tanto le apasiona. No me gusta leer en voz alta, siento que la historia deja de ser mía. El zumo de piña no me apasiona, sin embargo amo a los gatos. No soy inocente, ni despistada, de hecho siempre me doy cuenta de todo, ¿cómo sino podría haber creado a su mujer perfecta? ¿Cómo me habría dado cuenta de que no es a mi a quien tanto ama, sino a mi creación?

No soy feliz con esta relación, pero cuando me besa pensando que soy lo que él cree, cuando me abraza lleno de amor con una sonrisa, cuando veo su rostro lleno de felicidad... desearía ser esa mujer que cree para él, desearía que todo fuera real.

Violet Nightray

Principio de un soneto.

Fuera llueve.
Ella está triste. Su sonrisa hace días que está apagada, vacía, y sus ojos ya no tienen aquel brillo de entusiasmo que tanto le atrajo del día que la conoció, el mismo brillo que le dio esperanzas de lograr alcanzar el olvido. Porque eclipsaba el recuerdo de unos ojos verdes.
Y él no quiere que este triste. Quiere que sonría de nuevo, que sus ojos vuelvan a brillar. Pero no puede. Es su culpa que este triste. Aunque ella no lo diga, y lo sabe pero no quiere admitirlo.
La quiere, o más bien quiere quererla. Pero cuanto más trata de olvidarla, más fuerza cobra su recuerdo. Y por eso, ella sufre. Por eso él no puede calmar su dolor.
A veces lo intenta. Fingir que la quiere solo a ella, que nunca ha amado unos ojos verdes. Que no le persiguen los recuerdos. O cuando es imposible fingir que solo existe el presente, trata de engañarse a sí mismo. Pero ella lo sabe…siente cuando él deja de verla para pensar en otra.
Y está mal.
Ella llora, él anhela. Todavía no sabe qué. Por las noches la besa, y parece que ella se olvida de su dolor. Pero el suyo aumenta. No quiere jugar con ella, se ha cansado de verla destrozada. No quiere que se marche. Siente que tiene que tomar una decisión hacer algo al respecto. No puede.
Y ella sigue llorando. Él no cesa de anhelar. El tiempo se escurre entre sus dedos, pero ninguno se da cuenta. En cambio, cada noche sueñan.
Ella sueña que todo comienza otra vez. Pero esta vez solos.
Él sueña que la chica que duerme abrazada a él es otra. Una cuya mirada nunca ha dejado de fascinarle.
Y cuando regresa él sol, los versos empiezan de nuevo, relatando el principio de un soneto. El tiempo corre más rápido, y cada grano de arena de ese reloj invisible trata de cambiar una historia que en ningún momento fue de dos.
Gabriella Nightray

jueves, 23 de diciembre de 2010

La llama

Un suave olor a gas inunda la oscura habitación, suena un crujir metálico y se ve una chispa.
La vela se enciende.

Clic, clic, clic. El sonido de las fichas al caer es lo único que rompe el silencio, la vela ilumina los números de una baraja de poker, dejando en la semi oscuridad los incómodos rostros de los dos chicos.

Clic, clic, clic. El sonido se detiene, se muestran sus cartas y el ganador arrastra su tesoro hacia su montón de fichas sin mediar palabra. Sigue el juego. Demasiados secretos como para hablar, muchas cosas que decir y... muchas mas que callar.

Largas y pesadas horas de una timba que hace unos días habría sido un regalo. ¿Cómo imaginar que acabaría así?
Uno se culpa, "Debí guardar mejor el secreto".
El otro está incomodo, "¿Desde cuando siente eso por mi?".
Uno grita en silencio, "¡Estúpido! ¡Eres mi amigo, esto no debería haber cambiado nada!".
El otro lamenta no poder olvidarlo, "Lo siento... no puedo seguir como antes, me da miedo que me hagas sentir lo mismo por ti".

Pensamientos que nunca pronunciarán en voz alta.
¿Qué ocurre cuando la amistad se te queda corta? ¿Cuando no te corresponde? ¿Cuando no puedes recuperar lo que tenías, pero tampoco dejar lo poco que queda? ¿Cuando una silenciosa timba de poker es el resultado de años de amistad, cariño y amor prohibido?

Cesa el sonido de las fichas, el silencio perdura.
...Apagan la vela.

Violet Nightray

martes, 21 de diciembre de 2010

Final de un soneto

Hay noches en las que se siente cansada, furiosa, sobrecogida por las dudas y valiente para poner un punto y final a esa relación que solo ella desea. Esas noches, sobre todo, se siente estúpida.
Porque lo sabe. Sabe que cuando al besarla cierra los ojos, es porque no es su rostro el que quiere ver. Sabe que con sus besos pretende silenciarla para no escuchar su voz. Porque no es su voz.
Sabe que su nombre sabe amargo en sus labios. (No es el que él quería pronunciar) y resuena agridulce en sus oídos (Lo ha dicho, y con eso basta)
Sabe que cuando la mira; sus ojos se oscurecen. No es ella.
Y aún así la besa. La abraza. Grita su nombre, ocultando en cada gemido el que querría pronunciar. Le dedica sonrisas y duerme abrazado a ella. La trata con dulzura, con miedo a romperla. Pero ya está rota.
Y por eso, cuando llega el día, llora en su cama vacía, aferrándose al calor que él ha dejado en las sábanas, tratando de reinventar su historia o llegar a un fin que ella es incapaz de poner.
Porque lo quiere. Y aún así no es suficiente.
Gabriella Nightray

domingo, 19 de diciembre de 2010

Un día después

-Mañana será otro día. Ve a dormir, todo se arreglará.

Y el día llega.

-¿Te sientes mejor que ayer?
-No.

-¿Lo ves más claro?
-No.

-¿Crees que se arreglará?
-No.

-¿Vas ha hacer algo?
-No.

-¿Crees que él lo hará?
-No.

-¿La esperanza ha llegado con el sol?
-No.

-Puede que ese dicho no sea demasiado cierto. ¿Quien dijo que mañana será otro día?
-No lo se.

-¿Crees que tenía razón?
-Si, hoy es otro día del calendario. Otro día en el que todo sigue igual de mal que ayer.

-Anímate. ¿Qué quieres hacer hoy?
-Dormir.

-¿Así se solucionará?
-No, pero quizá mañana al despertar no lo recuerde.

Violet Nightray

Pd: dedicado a "Un fantasma". Tu comentario ha sido de gran ayuda.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Porque estoy cansado

Porque sientes que no eres tan importante para él como el para ti.
Porque estas harto de escuchar disculpas que, sean o no sinceras, no llegan a ninguna parte.
Porque sabes que volverá a pasar y aun así lo permites.
Porque no quieres que se valla.
Porque todo el mundo te dice lo idiota que eres por permitirlo.
Porque sabes que tiene razón y no lo aceptas.
Porque has llegado a creer que unos cuantos cables o unos balones pinchados valen más que tú.
Porque día a día te ha ido comiendo por dentro.
Porque los momentos bonitos no bastan para compensar la sensación de impotencia, de no ser nadie.
Porque en el fondo no quieres que cambie, solo quieres ser importante para él.
Porque estas perdido sin saber que hacer.
Porque te has cansado de llorar.
Porque has acabado con algo, y al hacerlo has acabado contigo.

Violet Nightray

Pop

Una canción demasiado pegadiza, cristales rotos esparcidos por el suelo, una rosa marchita sobre los cristales con olor a pintura…
Púas colgando de las astillas de una vieja baqueta y no muy lejos un violín que nunca ha sonado. Un sueño sin final porque nunca ha comenzado.
50 años desde que la canción comenzó a sonar y la rosa comenzó a marchitarse.
Una mujer que sonríe atrapada en sus veinte años por una foto en blanco y negro, firmada en una de las esquinas.
La firma de una diva sin nombre.
Gabriella Nightray

jueves, 16 de diciembre de 2010

My Mind's Eye

La música esta tan alta que te destroza los tímpanos. La bebida te quema la garganta, y te nubla la cabeza. No te apetece sonreír.
Sentada, en ese rincón aislado de la fiesta, observas a las parejas de baile girar en la pista de forma similar a esa pareja de bailarines que danza en tu vieja cajita de música. Te sientes cómo una niña con un disfraz que le queda demasiado pequeño y los labios demasiado pintados de color rojo sangriento.
Te ofrecen una bebida y la aceptas sin preguntar la procedencia ni dar las gracias. Ya no comprendes qué sentido tiene, cual es la diferencia entre lo que eres y en lo que te has convertido; pero aún añoras quien eras.
Y entonces, regreso; aparezco yo, de nuevo.
¿Quién soy? Tú sabes la respuesta y yo sé que la sabes. También sabes y sé que no quieres admitirlo. Imagino que no debe de ser fácil.
¿Por qué? Porque soy tú, o al menos esa parte de ti que quiere gritar para que paren la música, estrellar la copa que tiene en la mano, bailar sobre los cristales rotos y quitarse el pintalabios con el dorso de la mano. Esa parte de ti que quiere romper las normas.
Sí, soy esas ideas que rondan tu cabeza y oscurecen tus intenciones. Soy quien se lleva la responsabilidad y arrebata de tus labios el cinismo. La libertad que tanto anhelas y por temor a conseguirla encierras en un tétrico rincón de tu mente. Soy esa mitad que cada día te cuesta más ocultar, reprimir, extirpar. Soy tan peligrosa que en ocasiones te dan ganas de dejarme salir. De ponerme a prueba; ver qué sucede, comprobar si es peor.
Pero el miedo siempre vence y yo regreso a mi rincón; esperando otra oportunidad cuando más alcohol nuble tu mente y tus miedos sean más débiles. Mientras yo espero, sueño, deseo…tú sonríes otra vez, fingiendo que no pasa nada. Qué todo va bien.
Nadie se da cuenta de que a veces, solo a veces quieres ser diferente.
Gabriella Nightray

martes, 14 de diciembre de 2010

Malice mizer

Fue precioso, emocionante, divertido. Me hizo sentir ligera, alegre, dinámica... No parecía un espejismo, no lo era.
Lo sentí de verdad y finalmente... lo vi.
¡Conseguí verlo!

No solo revolvía mi pelo, no solo me refrescaba suavemente, no solo me liberaba, esta vez estaba allí. Era hermoso, jovial, de mejillas rosadas, cabellos dorados y ojos profundamente azules.
Con sus miles de años de vida no entiendo como puede tener un apariencia tan joven.
¡Tan solo es un crío!

Bueno, lo cierto es que no importa, Por que una sola mirada suya me hizo olvidar todos los males del mundo.
Es increíble que en un lugar donde hay tanta malicia, miseria y escombros aun queden cosas tan bellas y maravillosas como el propio viento.

Violet Nightray