miércoles, 23 de febrero de 2011

Boulevard of broken dreams.

Necesita descansar, pero no es capaz de cerrar los ojos. La cabeza le da vueltas y una y otra vez la misma imagen se repite en su mente.

Se fue, cerro la puerta de un golpe y desapareció.

Podría haber sido diferente, podría haber salido bien. Quién fue el culpable, cuándo se descontroló tanto...
Sus lágrimas no resuelven sus dudas y su esperanza se esta marchitado como la belleza de una flor cuando el verano llega a su fin.

Ha rezado. No cree en dios.

Ha suplicado. Nunca le gusto pedir ayuda.

Ha llorado. No le gusta mostrarse débil.

Busca entenderlo. Todo esto se escapa de su control.

Es una buena chica, una de esas chicas a las que no debería pasarle nada malo. ¿Por qué cuanto más te entregas a los demás más daño te hace el mundo? Esta perdiendo su fe en las personas. Su luz se está apagando. Solo es otra victima inocente, otra en la larga lista de vidas destrozadas por fuerzas incomprensibles, otra que se encuentra sola en un mundo en el que nadie se preocupa por nadie.

Solo es una de tantas.

Violet Nightray

Reloj de Arena

Las dos niñas juegan en la arena, levantando castillos que llegan hasta sus tobillos. Una ríe mientras da forma a las torres con mucho cuidado; sin darse cuenta de que esta manchándose las trenzas de tierra.
En cambio la otra coge arena en sus manos una y otra vez, contemplando ensimismada como los finos granos se escurren entre sus dedos sin que ella pueda hacer nada por retenerlos.

Años más tarde, son dos mujeres que ya no recuerdan las tardes de verano jugando juntas, y es todo lo que queda en común.

Una, acude a otra cita a ciegas canturreando una canción que solo sabe a medias y escondiendo sus temores en una taza de café.
La otra contempla la lluvia tras su ventana, vestida con un gastado pijama y sin comprender que esta vez lo que se le escapa es el tiempo.

Gabriella Nightray

martes, 8 de febrero de 2011

Otra vez.

Solo debo soltar la piedra y seré libre y quizás, algún día pueda ser feliz sin engañarme. Pero no quiero deshacerme de ella.

La misma piedra que me golpeo de niña y que dejó una cicatriz que aun permanece. Pero puede que no lo hiciera con mala intención.

La misma piedra que tras el primer golpe comenzó a hacerme daño de manera habitual. Pero es su forma de ser, no lo hace con maldad.

Esa piedra que consiguió hacerme llorar. Pero ¡es mi piedra! Estoy segura de que se arrepiente.

Una piedra que no parece saber de mi existencia, pero que por algún motivo me hace sentir mal. Se que en el fondo me quiere.

La piedra de la que no me puedo liberar. Pero estoy segura de que podre seguir adelante llevándola conmigo.

Se lo que es en realidad mi piedra. Pero, como una madre, la veo tan buena y pura que creo que la perdonaré y la acogeré entre mis brazos... otra vez.

Violet Nightray

jueves, 3 de febrero de 2011

Fondo del estanque.

Volar, surcar los mares en un temido barco pirata, ser astronauta, domar leones, luchar contra el cocodrilo que engulló la mano del Capitán Garfio...

Quería hacer todas esas cosas cuando era niño. "Era" en teoría lo sigo siendo.

"El niño jugaba en la pradera de un pequeño y acogedor pueblo, uno de esos en los que nunca pasa nada malo. El niño era muy feliz; corría y agitaba su espada de madera, hecha por su padre, y lucía su gorro hecho de papel mientras buscaba el tesoro escondido del temido Barba Roja y sus secuaces. ¿Dónde escondería mi tesoro si yo fuera el pirata? Pensó y pensó hasta que se le ocurrió una idea. Lo buscaría en el fondo del estanque que había no muy lejos de allí. Corrió soñando de la fina hierba se transformaba en las bravas aguas del Indico.
Llegó al estanque y se sumergió en las aguas enturbiadas que lo cubrían. Puede que la bandera pirata hubiera tapado las señales de peligro, porque no supo lo que le acechaba hasta que se le vino encima..."

En el centro del estanque había un pozo del que nunca pude salir. Soy un niño atrapado desde tiempos inmemorables, cuando el mundo era bello y gentil. Mis huesos siguen a la espera de que alguien los encuentre y mi vieja espada se pudrió hace ya tiempo.
Nunca pude saber si mi propósito se vio cumplido. ¿Seré eternamente un niño? ¿O seré aquel niño que no pudo crecer?

Me llamo Kirian, y morí a los ocho años mientras buscaba aventuras que me permitieran ser niño por siempre jamás.

Violet Nightray

martes, 1 de febrero de 2011

Escapada inspirada en un sueño.

Traza finas pinceladas en un lienzo en blanco. Todas ellas con una precisión inexistente, solo deja caer el pincel. Ella siempre ha sido una chica ordenada y refinada, nunca da un paso sin pensar a donde le llevará el siguiente.

La idea va surgiendo a medida que los trazos se apoderan del impecable blanco del lienzo. Nunca comienza nada sin la seguridad de saber cuál será el resultado de su trabajo.

Añade colores vivos entremezclados. Siempre pensó que su vida era un poco gris.

Se mueve rápido, con torpeza; parece feliz. Ha perdido su seriedad y elegancia habitual.

Un pincel que señala la puerta a otra vida y una mujer que sabe que cuando finalice el cuadro volverá a ponerse su traje gris de dos piezas, cogerá su maletín de importante ejecutiva y dejará de sonreír.

Violet Nightray