Desconfías, crees que miente y te sientes inseguro. Los hay mejores que tu y ella esta con ellos. Lo vas a olvidar -o eso esperas-, confiarás en ella -más que imposible-, y te das cuenta de que eres uno de esos lunáticos que acaban contratando un detective para seguir a su esposa -porque si no es tuya no es de nadie-.
Me quiere -eso no me asegura que no me engañe-, la perderé si no le doy otra oportunidad -la perderé igual dándosela-, es pasajero -nunca olvidaré lo que hizo-.No es culpa mía -no, no lo es-, es ella la que miente -cierto, merece un castigo-, ¡me engañó! -solo es otra zorra más-. Yo la quiero -haré que no me abandone-.
¿Quién tuvo la culpa de las muertes? ¿Que traición fue más ruin? A veces jugar con los sentimientos de una persona es mas peligroso de lo que cualquier mujer infiel o cualquier amante despreocupado se pueda imaginar. ¿Se merecía aquel hombre la cárcel? ¿Y la mujer? ¿Se merecía la muerte?
¿Cómo acaba una pareja feliz tan destruida por un desliz? ¿Por qué los celos son tan poderosos?
Preguntas sin respuesta, supongo. Aunque quizá, si todos fuéramos más sinceros, no hiciera falta formularlas.
Violet Nightray