domingo, 25 de septiembre de 2011

Engaño

Ese segundo en el que se te cae el mundo a los pies. Sientes que algo termina y de pronto te ves a ti mismo afrontando un presente que no elegiste, tomando una decisión que te encierra entre lo que debes hacer y lo que realmente quieres -eres capaz- de hacer. Y todo cambia.

Desconfías, crees que miente y te sientes inseguro. Los hay mejores que tu y ella esta con ellos. Lo vas a olvidar -o eso esperas-, confiarás en ella -más que imposible-, y te das cuenta de que eres uno de esos lunáticos que acaban contratando un detective para seguir a su esposa -porque si no es tuya no es de nadie-.

Me quiere -eso no me asegura que no me engañe-, la perderé si no le doy otra oportunidad -la perderé igual dándosela-, es pasajero -nunca olvidaré lo que hizo-.No es culpa mía -no, no lo es-, es ella la que miente -cierto, merece un castigo-, ¡me engañó! -solo es otra zorra más-. Yo la quiero -haré que no me abandone-.

¿Quién tuvo la culpa de las muertes? ¿Que traición fue más ruin? A veces jugar con los sentimientos de una persona es mas peligroso de lo que cualquier mujer infiel o cualquier amante despreocupado se pueda imaginar. ¿Se merecía aquel hombre la cárcel? ¿Y la mujer? ¿Se merecía la muerte?
¿Cómo acaba una pareja feliz tan destruida por un desliz? ¿Por qué los celos son tan poderosos?
Preguntas sin respuesta, supongo. Aunque quizá, si todos fuéramos más sinceros, no hiciera falta formularlas.

Violet Nightray 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Un futuro reencuentro

Es un vacío extraño. Algo que quieres impedir a toda costa, pero te es imposible, no eres tú el que decide sobre qué hacer. Un cosquilleo en el estómago, pero no de esos que se tienen por nervios, si no uno que hace que te ardan los ojos. Y sacas una sonrisa, que no convence a nadie, de donde solo hay ganas de llorar.

Un abrazo, fuerte, el más fuerte que recuerdes haber dado en tu vida y un último beso, con los ojos cerrados. Se te saltan un par de lágrimas al abrirlos y ver que sigues de pie, a punto de irte, en lugar de estar abrazado a ella en su cama. Una mirada borrosa a través de las lágrimas y observas como te da la espalda y va hacia la salida.

Se gira un momento para decirte adiós una vez más, con la mano. Le devuelves el gesto mientras te pones en la fila que lleva al tren. Por un segundo te parece una fila con vistas al infierno. Después simplemente no prestas atención a nada. Quieres correr tras el coche que la aleja de ti.
Todo a tu alrededor es ruidoso y molesto, y centras tu atención en cada movimiento con la esperanza de que sea ella, buscando un último abrazo.

Subes al tren.
Lloras, por fin estas solo entre un montón de desconocidos, y no te importa desahogarte esperando, suplicando, que el tiempo transcurra rápido y tenerla de nuevo entre tus brazos.

Violet Nightray

viernes, 2 de septiembre de 2011

Acordes

Tan tan tana tan tan tana, tan tan tana ta nanana.

Sigues el compás de la música. Son acordes fuertes, íntimos, seguidos de una voz profunda que te hace levantar la cabeza y entonar la melodía.
Tu cuerpo se mueve sin permiso. Las lágrimas se te saltan sin saber muy bien qué emoción quieres espesar con ellas. Sientes cada musculo, cada cabello, cada poro de ti esta entregado al ritmo. Gritas la letras como si se tratara de alguna especie de liberación. Aunque no estas muy seguro de su significado.

Tan tanana ¡tan!

Y termina la música. Ya no estas triste, ni vacío, ni te aburres.
Solo es una canción, pero de alguna forma ese completo desconocido, que cantaba al otro lado de tu ordenador, ha llegado a tu corazón de un modo que no puede tan siquiera expresarse. Una conexión directa sin ningún tipo de contacto, entre dos personas que se encuentran en extremos distintos de la Tierra.
Y de alguna manera, gracias a eso... Ya no te sientes tan solo.

Violet Nightray