Hoy, en el blog de las hermanas Nightray, les traemos información confidencial, sacada del mismísimo subconsciente de una de nuestras chicas -no se especificará cual de ellas para que no se le adjudique el papel de trastornada obsesiva en exclusiva-, hemos ahondado en sus sueños como los 'periodistas' de sálvame deluxe ahondan en la nariz de la Campanario para ver cuantos mocos se saca al día -el blog no se hace responsable de la veracidad de este último comentario. Entendednos, no vemos ese tipo de programas- y nos hemos hecho con un sueño reciente, compuesto en su mayor parte por una ración de frikismo que puede que muchos no soporten.
Quedan avisados, ¡aquí está el sueño!
Nuestra historia comienza en los albores del tiempo, en una época tan pasada que ya nadie la recuerda. Nos encontramos en la Tierra Media -si no tienes ni pajolera idea de que hablo... ¡por el amor de dios deja de leer esta gilipollez y ponte a ver/leer la película/el libro del Señor de los anillos!-, junto a la entrada secreta a Mordor.
En los peligrosos tiempos que corren el mundo se ha visto obligado a depositar toda su esperanza y su futuro en manos de Gaby y Violet, dos jóvenes de mediana altura, que se ofrecieron voluntarias para salvar al mundo -las sobornaron con chocolate, seguro-, estoy aquí, para narrar su aventura.
Gaby, portadora del anillo, llega a la enorme escalera que conduce a un túnel secreto. Tras ella encontramos a su fiel compañera Violet, que la cuida protege del duro camino. En cuanto ve la interminable escalera que se cierne sobre ellas, Gaby da un par de pasos hacia atrás e intenta dirigirse a la puerta principal de Mordor: -¡Prefiero el Nazgul que esas escaleras del mal! -Asegura mientras su compañera y Gollum, su guía, la sujetan.
Sin dejar de protestar por lo bajo, la chica termina por aceptar la indescriptible tortura de las escaleras, pero no será una tarea sencilla, eso queda claro cuando, sin haber subido más de cinco escalones, la muchacha se sienta a descansar.
-¿Are you Sirius? - protesta Violet.
-Y eso que solo son escaleras, cuando llegue a la araña... -Gollum enmudece al ser consciente de lo que acaba de hacer.
Sin mediar palabra, Gaby se levanta presa del pánico que le provoca su aracnofobía aguda y baja los cuatro escalones que había subido de un salto.
Las siguientes escenas se proyectan de forma confusa en el cerebro de nuestra fuente, pero se puede ver claramente como la portadora del anillo y única esperanza de la Tierra Media baila la conga con el Nazgul al grito de: -¡Yo ahí no me su-BO! ¡Yo ahí no me su-BO! -mientras sus compañeros la observan con una mezcla de asombro y ganas de darle muerte inminente.
El relato concluye con un Gandalf terriblemente enfadado, que tira a Gaby, y en teoría el anillo con ella, al monte del destino. Cuando se reúne con sus compañeros, orgulloso de haber puesto fín a una oscura época, Violet recuerda algo. Mete la mano en su bolsillo y saca el codiciado anillo -No me fiaba de ella, lo llevé yo todo el tiempo... -el grito de Gandalf jamás será olvidado por los que llegaron a escucharlo. Toda la tierra tembló bajo su furia.
Y hasta aquí llega la locura -al menos por ahora-, no las juzguéis, ellas nunca lo harían.
Quedan avisados, ¡aquí está el sueño!
Nuestra historia comienza en los albores del tiempo, en una época tan pasada que ya nadie la recuerda. Nos encontramos en la Tierra Media -si no tienes ni pajolera idea de que hablo... ¡por el amor de dios deja de leer esta gilipollez y ponte a ver/leer la película/el libro del Señor de los anillos!-, junto a la entrada secreta a Mordor.
En los peligrosos tiempos que corren el mundo se ha visto obligado a depositar toda su esperanza y su futuro en manos de Gaby y Violet, dos jóvenes de mediana altura, que se ofrecieron voluntarias para salvar al mundo -las sobornaron con chocolate, seguro-, estoy aquí, para narrar su aventura.
Gaby, portadora del anillo, llega a la enorme escalera que conduce a un túnel secreto. Tras ella encontramos a su fiel compañera Violet, que la cuida protege del duro camino. En cuanto ve la interminable escalera que se cierne sobre ellas, Gaby da un par de pasos hacia atrás e intenta dirigirse a la puerta principal de Mordor: -¡Prefiero el Nazgul que esas escaleras del mal! -Asegura mientras su compañera y Gollum, su guía, la sujetan.
Sin dejar de protestar por lo bajo, la chica termina por aceptar la indescriptible tortura de las escaleras, pero no será una tarea sencilla, eso queda claro cuando, sin haber subido más de cinco escalones, la muchacha se sienta a descansar.
-¿Are you Sirius? - protesta Violet.
-Y eso que solo son escaleras, cuando llegue a la araña... -Gollum enmudece al ser consciente de lo que acaba de hacer.
Sin mediar palabra, Gaby se levanta presa del pánico que le provoca su aracnofobía aguda y baja los cuatro escalones que había subido de un salto.
Las siguientes escenas se proyectan de forma confusa en el cerebro de nuestra fuente, pero se puede ver claramente como la portadora del anillo y única esperanza de la Tierra Media baila la conga con el Nazgul al grito de: -¡Yo ahí no me su-BO! ¡Yo ahí no me su-BO! -mientras sus compañeros la observan con una mezcla de asombro y ganas de darle muerte inminente.
El relato concluye con un Gandalf terriblemente enfadado, que tira a Gaby, y en teoría el anillo con ella, al monte del destino. Cuando se reúne con sus compañeros, orgulloso de haber puesto fín a una oscura época, Violet recuerda algo. Mete la mano en su bolsillo y saca el codiciado anillo -No me fiaba de ella, lo llevé yo todo el tiempo... -el grito de Gandalf jamás será olvidado por los que llegaron a escucharlo. Toda la tierra tembló bajo su furia.
Y hasta aquí llega la locura -al menos por ahora-, no las juzguéis, ellas nunca lo harían.
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