A partas la mirada cada vez que nos cruzamos. Con la cabeza gacha pareces suplicar clemencia. ¿A caso puedo hacerte algún daño? Claro, lo se todo sobre ti. Año tras año he escondido tus secretos, avivado tus pasiones, aumentado tus deseos y calmado tus miedos. Son cosas que un hombre como tu no puede permitir que nade conozca.
Me conoces, sabes que soy vengativa y que puedo derribar tu imagen de dos puñetazos.
También sabes que no me acobardaré como tu, no te sorprende cuando me acercó a ti y te habló directamente. Pareces escandalizado, ¿reproches? Lo se, no estoy llorando como debería, no me paseo desconsolada por los pasillos como si no tuviera más motivos para vivir que tu. Te molesta. Oh, cuanto sufres, cuanto me quieres. Te indigna ver que respondo a tus lágrimas con una sonrisa maliciosa y de inmediato realizas la pregunta que lleva torturándote días.
No, no voy a contárselo a nadie. Pero eso es algo que tú nunca sabrás.
Quiero golpearte hasta quedarme sin fuerzas. Después de todo sufres en vano, no se quiere a quien no se conoce y no me conoces si crees que me vengaré contando tus secretos.
Ya no te extraño, pero duele. Duele porque ahora soy uno de los miedos contra los que antes luchaba, soy esa chica de la que debes huir como si nunca hubieras compartido nada con ella. Prueba directa de que no te arrepientes, no fue más que una preciosa mentira.
No soy una cría, no voy a llorar. No soy una adulta, no fingiré que todo está bien. Solo soy yo, y solo puedo consolarme pensando que mi tristeza es tu miedo y que no volverás a dormir tranquilo.
Me llamas egoísta, pero aun no sabes que solo intento darme a mi misma la seguridad que tu me has arrebatado.
Me conoces, sabes que soy vengativa y que puedo derribar tu imagen de dos puñetazos.
También sabes que no me acobardaré como tu, no te sorprende cuando me acercó a ti y te habló directamente. Pareces escandalizado, ¿reproches? Lo se, no estoy llorando como debería, no me paseo desconsolada por los pasillos como si no tuviera más motivos para vivir que tu. Te molesta. Oh, cuanto sufres, cuanto me quieres. Te indigna ver que respondo a tus lágrimas con una sonrisa maliciosa y de inmediato realizas la pregunta que lleva torturándote días.
No, no voy a contárselo a nadie. Pero eso es algo que tú nunca sabrás.
Quiero golpearte hasta quedarme sin fuerzas. Después de todo sufres en vano, no se quiere a quien no se conoce y no me conoces si crees que me vengaré contando tus secretos.
Ya no te extraño, pero duele. Duele porque ahora soy uno de los miedos contra los que antes luchaba, soy esa chica de la que debes huir como si nunca hubieras compartido nada con ella. Prueba directa de que no te arrepientes, no fue más que una preciosa mentira.
No soy una cría, no voy a llorar. No soy una adulta, no fingiré que todo está bien. Solo soy yo, y solo puedo consolarme pensando que mi tristeza es tu miedo y que no volverás a dormir tranquilo.
Me llamas egoísta, pero aun no sabes que solo intento darme a mi misma la seguridad que tu me has arrebatado.
Violet Nightray
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