A excepción de un sin fin de árboles que tapan cualquier otra cosa, impidiendo ver la luz y un camino de baldosas amarillas.
No se como he llegado hasta aquí, y solo hay un camino, que no lleva a ninguna parte. Grito, pero no hay nadie que escuche mi llamada desesperada. ¿Qué hago yo aquí?
El camino no termina y yo me he cansado de seguirlo, por lo que me meto entre los arboles y empiezo a correr. Las ramas me arañan y golpean en mi acelerada carrera ¿importa? No, creo.
En algún momento indeterminado, vuelvo al camino. Las mismas baldosas amarillas, que no llevan a ningún lugar.
Y en mitad de ninguna parte, me pregunto si alguna vez supe a donde pertenezco.
Gabriella Nightray
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