Comencemos con la reseña de verdad.
El capítulo abre con una reunión super secreta de…
(Redoble de tambores, por favor) ¡Super héroes! ¡Ouh! ¡Fiesta loca!
Todos tienen poderes super mega chachis pistachis
y combaten el mal pues... no sé, azotando a los que ensucien los pasillos del
instituto o similares. No me malinterpretéis, cada uno con sus hobbies, yo no
debería juzgar a nadie si en lugar de estudiar estoy aquí escribiendo esto,
peeero, resulta que por bailar y cantar como putos dioses del mambo les tiran
granizados a la cara, les maltratan, insultan y humillan, por ir vestidos de
super héroes, corriendo por los pasillos con musiquita épica de fondo… No, por
eso no les dicen nada, es más, la moda se extiende y llega hasta los
profesores. ¡ME CAGO EN SU PUTISIMA MADRE! Deberían estar apalizandolos como si
fueran perros sarnosos.
El caso es
que una pava, a la que han contratado para que haga las veces de tía idiota,
corre alarmada a informarles de que les han robado el trofeo de los putos
nacionales que les costó tres años ganar (comprendo su frustración en el
momento) y cuando van a investigar que ha ocurrido se encuentran con un mensaje
2.0 de un malo malísimo que se lo ha robado. Lleva la chaqueta de los
gorriones, antiguo instituto de Blaine (Momento en el que me doy cuenta de que
los que no sigáis la serie no entenderéis una puta mierda, pero oyes, que le
vamos a hacer). Blaine no pierde el tiempo y corre en busca del culpable, que
en el mensaje tenía la cara pixelada para resguardar su identidad secreta.
Cuando llega a su antiguo instituto se encuentra a
Sebastian, malo malísimo de temporadas anteriores, y no se le ocurre cosa mejor
que decir algo del tipo: oh, debí suponer que estabas detrás de esto. ¡Qué
perspicaz eres, guapo! Toda esa gomina que llevas debe haberte mutado el cerebro
para dar lugar a una nueva raza de super hombres inteligentísimos y con un
poder de deducción inigualable en este u otros planetas. (¡A la mierda!)
El caso es que Sebastian le dice que no es el
cerebro de la operación, aunque sí ha tenido que ver, y le lleva con el nuevo
malvado supremo. Que le dice un montón de mierdas que no vienen a cuento de
nada como presentación y luego le enseña el trofeo, para que Blaine vea que
sigue con vida y respire tranquilo (¡Hijos de p***!) y por último le dice que
si quiere recuperarlo deberá volver con los gorriones (no, no puede cogerlo y
irse tranquilamente a tomarse un café o a hacerse una felación a si mismo porque
desde que Kurt le dejó está a dos velas, no. Eso sería lógico) y para que no
pueda negarse le obliga a ponerse su vieja chaqueta y cantar con ellos, creando
en él un extraño sentimiento de confusión que quizá desemboque en el abandono
del glee por su parte.
Por otra parte, Jake (o como otros prefieren
llamarlo, la copia barata de Puck, que es su hermano mayor) invita a salir a
Marley, pero antes de que ella responda el super jugador del equipo, Ryder, aparece
para informar de que ya tiene planes, con él más concretamente. Como no podía
ser de otra manera, los dos tíos super guapos y perseguidos del colegio pasan olímpicamente
de todas las buenorras carismáticas para posar sus ojos en la pobre, tímida,
adorable, insípida y alelada que va de víctima por los pasillos del insti.
Señores, señoras, patos… cuánto daño ha hecho Crepúsculo. Enserio.
La escena concluye con una patética demostración
de virilidad entre machotes que se dan empujoncitos, vamos, lo que es la típica
pelea cliché en la que podría participar mi artrítica abuela y enseñarles lo
que es dar una ostia en condiciones. Mientras tanto, Marley, les pide que paren
con vocecilla de gorrión desnutrido. ¡Oh! Casi se me olvida, para separarles
(si, para hacer que dejen de empujarse tan cruelmente) necesitan a dos super
heroínas de las de las escena anterior y
a Finn, que a pesar de ser un tío de treinta y tres metros de altura, ex jugador
de rugby y ex militar, no puede evitar empujones en los pasillos del instituto
donde ahora, por cierto, trabaja como sustituto del anterior director del coro,
también conocido por su infinita colección de chalecos horteras.
Entre tanto, Finn propone una mierda de idea para
el concurso de coros y todos le mandan finamente a fregar, por lo que la
entrenadora de rugby le aconseja que se una a la moda de los super héroes para inspirar
a los alumnos y estos le aplauden efusivamente cuando presenta otra mierda de
idea, pero ataviado con sus mejores mallas y bajo el seudónimo de super clave
de sol o alguna memez parecida.
La nueva idea del director es que hagan duetos y
para evitar futuras peleas estos deberán ser en parejas entre las que no haya
mucho buen rollo que digamos. Evidentemente las parejas estrella son Ryder-Jack
(los guaperas que se pegan por la pava) y Kitty-Marley (la tía con mucha
personalidad que le hace la vida imposible a la pava del mismo modo que lo haría
yo si tuviera la oportunidad, pero con menos violencia de la que me gustaría
presenciar y la ya nombrada pava)
Los tíos se lo montan bien y rápido interpretando
una canción de superman en la que se percibe cierto resentimiento, y quien dice cierto dice que acaban a ostias tras dedicarle la canción públicamente a
Marley para que se sienta especial por una vez en su vida. Así que Finn les
obliga a encerrarse juntos y contarse sus miedos y debilidades. ¿Finalidad?
Pues no sé, que cuando se quieran matar de nuevo tengan más posibilidades de
conseguirlo o algo similar.
Este tochazo es para explicar mi frustración solo
con los 15 primeros minutos del capítulo, así que seguiré en otro momento para
contaros que Marley sigue con la estupidez de que acabará siendo una foca como
su madre y no quiere ponerse un super disfraz ajustado ante todos.
Pinta bien ¿verdad?
¡HIJOS DE P***!