Le gusta imaginarse que es otra persona.
Contemplar el mundo tras los ojos de esa mujer con los labios pintados de rojo, tras la sonrisa de ese niño que juega en la arena, en la mente de ese pájaro que alza el vuelo.
No le gusta darse cuenta de que siempre llueve tras su ventana. Ni comprobar que tras su último llanto sus ojos parecen hinchados, y sus labios tienen una mueca triste.
Le gusta soñar que es la princesa encerrada en la torre, que solo espera y espera a que llegue su príncipe azul mientras entona canciones que el viento arrastra.
No le gusta despertar y saber que por mucho que espere, nadie llegará para rescatarla de su rutina. Y a pesar de ello sigue esperando.
Gabriella Nightray
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