lunes, 17 de junio de 2013

Fallen leaves on the ground

Cae una hoja.

Algo no va bien. No cree en el destino, se burla de los presentimientos y detesta que cualquier aspecto de su vida quede en las caprichosas manos del azar, pero eso no impide al malestar que siente en el pecho que pasee a sus anchas, imaginando los cientos de cosas que pueden fallar hoy, todo lo que podría conseguir que su vida de un giro completo al final del día.

Han pasado más de dos horas desde que su mirada se deslizo por los apuntes -sin ser estos más que manchas borrosas de tinta- para perderse tras el cristal de la ventana, observando el parque que queda frente a su cuarto.
No es capaz de concentrarse, no está segura de si quiere intentarlo. Parece entretenida viendo las hojas caer  por el agitado movimiento de los pájaros.

Los minutos pasan y con ellos la seguridad de que la tragedia se esconde mimetizada con las paredes de su casa aumenta.
Suena el teléfono. No necesita contestar para saber que él no volverá a casa esa noche. Ni ninguna otra. La media sonrisa de su rostro parece irónica, las nuevas vidas -que se abren camino a través de las cáscaras en los nidos del parque- no parecen consolarla.

Vuelve a sus apuntes. El teléfono deja de sonar.

Violet Nightray

miércoles, 5 de junio de 2013

Tiempo atrás.

"Ellos no saben que no nos permiten utilizar magia en casa. Voy a divertirme mucho este verano con Dudley..."

Relee las últimas palabras del libro. Siente sus ajadas tapas entre las manos, lo cierra cuidadosamente y evoca la primera vez que lo abrió, hace ya más de treinta años.
A pesar del tiempo recuerda perfectamente como se sintió aquella vez, en el momento justo en que el nombre del chico se desvanecía en su cabeza para dar paso a una valoración involuntaria de todo cuanto había descubierto entre las páginas del volumen.

Una historia que abrió su mente a un mundo lleno de posibilidades, que le brindo la promesa de un mundo mejor que el conocido y llamó a la puerta de su inquietud animándole a saltar de autor en autor para viajar por los mundos creados por todos ellos. Mundos que finalmente se hicieron uno en su cabeza, donde todo era posible y no había lugar para pensamientos trágicos.

Quién le iba a decir, en ese entonces, que los años pasarían tan rápido como una exhalación.
En su rostro se puede ver el perfil de una sonrisa melancólica, mientras observa la portada del libro y repasa con el dedo las letras que la encabezan. Esta vez sus ojos no son tan inocentes, su mente no se ha sorprendido ante los acontecimientos narrados, sin embargo, puede afirmar orgulloso que sus sentimientos y pareceres no han cambiado, al igual que no lo han hecho los personajes de la historia, que permanecerán jóvenes para siempre, impresos en papel, a la espera de que nuevas e infantiles manos los rescaten.

Cierra los ojos y no le cuesta imaginarse a si mismo releyendo la historia pasados otros treinta o cuarenta años. Narrandola en voz alta para sus nietos, que inquietamente harán preguntas, queriendo anticiparse a linea argumentativa que el autor siguió en su día. Incluso puede ver un futuro más lejano aun, en el que personas que ni siquiera conoce disfrutarán del libro tanto como él lo hizo en su momento.
Y así, a sus cincuenta años resuelve que un buen libro es aquel que jamás deja de serlo, sin importar la edad, la época o la persona que lo lea. Se sorprende a si mismo aprendiendo una nueva lección y aceptando con gusto la idea de que, a estas alturas, la vida siga demostrándole que tiene mucho que aprender.

Porque, a veces, adquirir sabiduría significa volver sobre tus propios pasos y revivir momentos pasados con una nueva perspectiva. Dejar que los años pasen sin dar cuenta de ellos es como dejar estancadas las aguas de un río, sin posibilidad de que lleguen al mar.

Violet Nightray

miércoles, 29 de mayo de 2013

Una firma no quita tiempo ni dinero. #salvemosgalicia


Solo es una firma, que como mínimo servirá para mostrar el descontento de la gente. ¿No es gran cosa? Esta bien, pero que te quedes ahí en tu silla no servirá de nada...
Piden nombre, apellidos y código postal. Animaos.
Linkhttp://change.org/salvemosgalicia

¡Y comparte el video! Este blog es muy pequeño y aun se necesitan más de 20.000 firmas. 

lunes, 27 de mayo de 2013

Postal.

Escribe y borra una y otra vez las palabras con el ceño fruncido. El reverso de cartón ya ha adquirido un tono grisáceo, sucio, que habla de una indecisión que las palabras borradas una y otra vez no deberían expresar. La punta del lápiz, hace un rato afilada, vuelve a ser roma.

"Debería haber llamado" piensa. Y suena  tan sencillo que parece lógico, solo que no lo es. Una llamada tras tantos años sin marcar ese número sería tan extraño como beber un café con sal.  No, no debería llamar. Y quizá, tampoco debería escribir esa postal, porque el paso del tiempo sigue siendo un inconveniente. A lo mejor, esas dos simples palabras que no acaba de decidirse a escribir le molestan, y su intención desde luego, no es esa.

Pero tiene que decirlas. Tiene que escribirlas. Porque significan algo: que  aunque el tiempo haya pasado, que aunque ya no recuerde con sino que recuerde a... en su momento, ese día fue importante. Qué de una manera diferente, sigue siéndolo.

Al final, no piensa. "Feliz cumpleaños", murmura para sí mismo. No escribe nada en la postal, tampoco firma. Anota una dirección, un nombre. Y sale de casa para echarla a un buzón. No es lo más valiente del mundo, y es menos de lo que debería. Pero es algo.

Quizá cuando ya no se sienta extraño al recordar, se atreva a enviar otra, con las palabras que han faltado a esa.


viernes, 10 de mayo de 2013

Más que monedas

No estoy hecha de cristal, por más que parezca de porcelana no puedes compararme. Te conformas con darme un fajo de billetes nuevos, eso es suficiente para ti. Me dejaste sin cariño para tener el dinero con el que ahora pretendes pagar mi salud y controlar mi mente.
No puedes.
Crees que estoy en tus manos, que no he vuelto a vomitar, que los zapatos nuevos hacen que te quiera y me sienta bien conmigo misma.
Eres idiota.
Tu hija ha ganado la partida, tu dinero no ha servido para nada, porque mi cabeza es libre, ha escapado de tus sobornos todos estos años. Me consuela saber que es culpa tuya. Tu ensuciaste lo que podría haber sido mi vida, mi cuerpo y mi recuperación con números mal escritos en un cheque.
Se acabó.
Escapo de mi vida para escapar de ti, porque al lugar al que voy de nada sirve tu dinero. En mi colchón encontraras hasta el último céntimo que me diste. No lo necesitaba, no lo quería. Espero que a ti te sirva para tapar el hueco que va a dejar tu hija, a mi no me ayudo a rellenar el vacío que tu nunca quisiste cubrir.

Violet Nightray