miércoles, 30 de marzo de 2011

Muñeca de Trapo

Tu nombre susurrado en la oscuridad tiene el mismo sonido que el viento en tu ventana. –un tacto etéreo, y sabor amargo-, las caricias bajo las sábanas son frías pese a que su piel está caliente  -tú estás ahí, y le resulta más fácil así- y en definitiva esto no es lo que tu esperabas –no, no, no- (pero sí lo que querías)
No te quiere –le quieres- juega contigo –quieres que juegue-

Cuando todo acabe –cuando lo que grite no sea tu nombre, y ahogue entre besos tus gemidos para no escuchar tu voz- vas a arrepentirte, lo sabes –pero volverás a caer en ese juego sucio, sin normas, que solamente te hace daño a ti-

Y volverás a mentirte – me quiere- porque así es más fácil. – y acabas creyendo tus mentiras, sus caricias y sus besos que no son tuyos-

Es más fácil así (la verdad duele)
Gabriella Nightray

sábado, 26 de marzo de 2011

Relojes rotos

Finos y suaves granos de arena que se deslizan por la superficie de un cristal como si de seda se tratara. Todos buscan la salida hacia el otro lado. Pero hay demasiados. 
Algunos se atascan, otros deben esperar su turno, no pueden organizarse, la gravedad los llama y deben acudir todos. Tarde o temprano, pero no tienen prisa.


Unos ojos observan el movimiento desde hace tanto tiempo que ya no recuerdan otra imagen. No se desvían de las sensuales curvas del reloj de arena que marca su tiempo sin parar. Desea que los días pasen pronto, quiere que las semanas vuelen y que los meses a penas tengan tiempo para saludar al mundo. Pero solo ve granos que no quieren caer, que luchan por mantenerse arriba en lugar de dejarse caer para ayudarle. Quiere romper el reloj y dominar el tiempo a su antojo, quiere poder cumplir sus sueños sin depender de un trasto viejo que le atormenta cada segundo. Esta cansado de mirar sin hacer nada. 


Cae otro grano, un segundo menos, pero él solo ve todos los que faltan por caer, miles y miles de ellos que nunca se acaban, 
Espera, espera, espera y espera. Lleva toda la vida esperando y la arena nunca ha dejado de bajar. El reloj nunca se vacía. Y la hora de que su sueño se cumpla... No llegara. 


Ha aceptado que el tiempo se burle de él y que haga lo que haga siempre perderá ante los granos de arena. 

Violet Nightray.

jueves, 24 de marzo de 2011

Billete sin retorno.

Ruido. Caos. Ajetreo. Sonidos ahogados. Retazos de conversaciones. Gente que sube en trenes, gente que baja. Risas. Quejas. El llanto de un bebe. Peticiones. Móviles. Jóvenes. Niños. Ancianos. Olor a café. Pisadas. Pitidos. Gritos desde un altavoz. Vidas que fluyen como ríos y se cruzán en un mar común que no lleva a ninguna parte. Momentos especiales a los que nadie les da importancia. -Solo es un momento más, de entre millones de momentos que aún quedán por vivir.- Conversaciones recién empezadas, finalizadas, inconclusas, que no llevan a ninguna parte. Palabras que se quedan en los labios.


Y en un andén dónde todo es movimiento, solo ella esta quieta bajo la lluvia. Sola, esperando un viernes más a que pase por su vida un tren que hace años dejo escapar.


Gabriella Nightray

Viaje

Mucha distancia que recorrer. 


Un suspiro ahogado en una taza de té y un atardecer precioso y vacío. Un día más -o uno menos-, pero eso no la consuela. Necesita algo que le diga que todo lo que está pasando merece la pena -le bastaría con un abrazo - mientras el sol se esconde anunciando el comienzo de la noche -o el final de otro día -
Pero no tiene nada, solo puede imaginar -desear- y creer que todo saldrá bien. 


Una última mirada al infinito -entristecida pro una lágrima que cae-  y un pensamiento de despedida. Mañana será otro día -un metro menos que recorrer- y el amanecer le traerá la fuerza que necesita para aguantar un poco más. 


Una última mirada hacia el horizonte... Lejos, lejos, lejos.
Demasiado lejos como para recorrerlo con tan solo una taza de té. 

Violet Nightray

miércoles, 23 de marzo de 2011

Dulces pesadillas

No soy dios. Nunca podré volar, los delfines no obedecerán mis ordenes y no podré bajar la luna hasta la puerta de mi casa. No soy dios. 


Pero si lo soy. 
Puedo aventurarme a abrir la puerta que marca mis limitaciones, esa puerta formada por todos mis miedos, construida por una guadaña, una habitación cerrada, una araña o una muñeca rota que me observa desde las sombras. 
Es difícil, pero no imposible, solo tengo que armarme de valor y dar un paso más. 


Cuando abra la puerta la luz hará que mi rostro brille y de mi espalda saldrán un par de preciosas alas con plumas de tonos vio-lacios. Así lo imagino en mi cabeza y se que algún día lo conseguiré. Mis pesadillas me harán inmortal. 


Seré dios, ese día podré volar. 

Violet Nightray

martes, 22 de marzo de 2011

Filosofía

Cuando era una niña pequeña -inocente-, antes de irse a dormir escuchaba canciones de cuna, cuentos de hadas con amores eternos y, protegida por su colcha de algodón y un beso de buenas noches, soñaba con un mundo distinto más allá del arco-iris.

Hoy escucha malas noticias en la radio cada mañana, entrevistas interminables para un trabajo que detesta y cada noche regresa a una cama vacía, con las sábanas frías y una almohada como toda compañía.

Hace tiempo, buscaba un príncipe azul de modales exquisitos, y galantería infinita. Ahora se conforma con un susurro ronco en sus oídos, y una mano que acaricie su rostro. Y basta un beso –vacío, hueco, inútil-  para que esboce una sonrisa.

No sabe dónde va, si ese es el camino correcto y si sus actos tienen algún sentido. No quiere saberlo. Piensa, luego existe, y con eso es suficiente.

Gabriella Nightray

Inspiración

Traza finas pinceladas en un lienzo en blanco. Todas ellas con una precisión inexistente, carente de toda regularidad, solo deja caer el pincel. Siempre ha sido una chica ordenada y sistemática, nunca da un paso sin pensar en lo que este traerá consigo. 


La idea va surgiendo a medida que el lienzo se cubre de color y de luz, ocultando su palidez serena. Nunca comienza nada espontaneo. Le gusta saber cuales serán los resultados de sus movimientos. 


Colores vivos y alegres con tonos que traen una tarde de primavera en un jardín lleno de flores, o un amanecer rosado en una preciosa mañana de verano en la que el trinar de los pájaros inunda los oídos de la gente al pasar.  Siempre ha pensado que la la vida es un poco apagada. 


Se mueve rápido, con torpeza. Parece feliz. Nunca antes había perdido su elegancia y seriedad habitual. 


Un pincel que señala la puerta a otra vida y una mujer que sabe que cuando el cuadro se finalice volverá a ponerse si traje gris y dejara de sonreír hasta que el sol brille con más intensidad. 


Violet Nightray

lunes, 21 de marzo de 2011

Promesa.

Cuatro camisetas y tres pantalones. Dos libros para el tren; un mp3 lleno de canciones, un folio con dos bolígrafos azules.
¿Está todo?
Sí, lo está.
Con la mochila al hombro, la cámara al cuello y una sonrisa en los labios, no sabe que ha olvidado algo muy importante encima de su cama, algo que no podía llevar en una maleta, ni puede ser capturado en una fotografía.
Por eso sabe que regresará.
-no puede vivir sin esas palabras que nunca le da tiempo a anotar, sin las carcajadas a destiempo, ni sin un futuro juntos-
Quedan lazos.
Personas, nombres, cincuenta sonrisas diferentes que añorar.
Volverá.
Tal vez no hoy, ni mañana. Pero una despedida a un andén de tren vacio no es más que una promesa que nadie ha podido escuchar. Una promesa, al fin y al cabo.
Gabriella Nightray

sábado, 19 de marzo de 2011

Sendero de la felicidad.

Escucha atentamente, a continuación voy a prepararme para darte las bases que debes seguir para conseguir la felicidad.
Son normas muy fáciles de aprender y sencillas de realizar, pero no te confundas, no estoy insultando a tu gran ingenio, solo quiero que veas que a ti todo te es demasiado fácil, por eres... un genio.

Primer paso.
Tienes familia, amigos, novia, admiradores. Todos te aman y te tratan como a un dios, pero ninguno importa. Deber recordar que lo más importante en este aburrido mundo eres tu. Tú. Tú. Tú. Repitelo hasta que de tu boca no salga otra palabra.
Tu familia; estorba. Tus amigos; están bien para un rato. Tu novia; una especia de fan con la que saciar tus necesidades nunca viene mal. Tus admiradores; 'pobres plebeyos...'.

Segundo paso.
Tu religión. Veamos, tu no gastas de eso. Como mucho te idolatras a ti mismo y eso te lleva a crear tu propia religión en la que sus (siervos) seguidores, harán todo lo que puedan por complacerte e inventarán oraciones comentando lo bueno que estas, lo genial que eres y lo inferiores que se sienten en tu presencia. 'Por su culpa, por su culpa, por su eterna culpa...'.

Tercer paso.
El espejo. Tu más preciado objeto. Úsalo 35 veces por hora. Ámate, quierete, adórate, y date lo que necesitas, porque sabes que nadie mejor podrá dártelo. No están a la altura de las circunstancias, no te culpes.

Con esto ya eres muy feliz.
Ellos te envidian. Ellas quieren muchos hijos tuyos. Las lesbianas se están replanteando su sexualidad al verte pasar. Y los gays se ponen como locos. Eres el centro, eres un dios. Pero no vasta. Aun no eres feliz y yo se lo que te falta.

Salir por la tele.

Último paso.
Métete en Gran hermano. Cuando salgas de ahí tendrás a un 90% de la población comiendo de la palma de tu mano. Y no te preocupes por el 10% inteligente que aun no te sigue (preocuparte elimina felicidad), esos caerán cuando vean las notazas que sacas en el insti, porque eres un pequeño Einstein y te alabarán (como todos los demás).

Perfecto. Ya eres feliz.

Esto es para todas aquellas personas que han sonriendo o pensado en alguien (que, casualmente, coincide con lo descrito) mientras leían este 'relato' y para todas aquellas que buscan la felicidad en pequeños paseos con un amigo y no en ser dioses.

Violet Nightray.

jueves, 17 de marzo de 2011

Escalera hacía la luna

Siempre fue demasiado soñadora.

En el transcurso de los años, ha perdido muchas cosas, pero la esperanza sigue atormentando sus noches con promesas de días más felices.
Anhela una escalera hacía la luna, aunque para subirla deba abandonarse en cada escalón, resumiendo su vida en un nombre e mujer, canciones sin letra, fotografías lejos de sus manos y cafés sin compañía.

¿Qué deja atrás?

Treinta años de sueños, ilusiones, y frías mañanas de enero. Un reloj que nunca recuerda ponerse. Un periódico abierto por las tiras cómicas y una poesía que nunca supo terminar. Las entradas de un concierto de un grupo que ya se ha separado. Los buenos días que siempre se olvida de dar a su vecina. Nada.

¿Qué la detiene en el último escalón?

Un "mañana" que puede ser mejor. Una decisión que solo ella puede tomar. La aventura que aún no se atreve a vivir. Los hijos que algún día piensa tener. El amor de película que espera vivir. La tarde cocinando pasteles para la que nunca saca tiempo. Las sonrisas que aún no le han dedicado ni ha podido regalar. Un futuro que solo es suyo.

Gabriella Nightray

jueves, 10 de marzo de 2011

Cisne.

Su postura es rígida, temblorosa. Su equilibrio, escaso.
Sin rendirse a esas evidencias, trata de ejecutar un giro pero tropieza dejándolo inacabado. Ya no tiene tanta fuerza para hacerlo.

No siempre ha sido así.

Desde una fotografía en blanco y negro, le llega la melodía de un viejo vals que hace años que no escucha, y ahora solo existe en su cabeza.
A cada nota sus arrugas desaparecen, su mirada recupera el brillo de antaño, y sus pies ya no están cansados de sostenerla. Vuelve a tener veinte años, la elegancia de un cisne y una vida por delante. Su mente recuerda los pasos a seguir, y ya nada le impide seguirlos.

Un grito rompe la magia.

Los años regresan y la condenan al presente. Una enfermera, la regaña con suavidad mientras la conduce hasta un mullido sillón. Recoge el desgastado álbum de fotografías y contempla sonriente a la hermosa bailarina que gira en la eternidad de una vieja fotografía sin fecha, antes de devolvérselo a la anciana.

La mujer, se contempla, y mira sus pálidas manos arrugadas, antes de cerrar el álbum y poner punto y final a un sueño que una vez tuvo, y que hoy no es más que una estrella que se escapa de su alcance.

Gabriella Nightray

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tiempo

Busca aventuras y cuentos en el fondo de un viejo baúl.
La inocencia de sus ojos brilla y el mundo le parece lo suficientemente pequeño como para recorrerlo y adueñarse de él.
Tiene esperanza, en su vocabulario no existe la expresión 'no puedo'.

La niña ha crecido.
Se levanta cada mañana y busca aburridos anuncios de empleos insustanciales. La monotonía esconde el brillo de sus ojos y el mundo es tan grande que una sola mujer como ella no tiene ninguna importancia. 'No puedo', una expresión que aprendió hace muchos años y que desde entonces no ha podido olvidar.

Violet Nightray