lunes, 30 de julio de 2012

The sound of silence


Me siento en el suelo, y dejo que los fantasmas me rodeen. Hola oscuridad, mi vieja amiga. Al final, siempre quedas tú. Y el silencio. Siempre queda el silencio. Mi voz no sirve para romperlo, y cerrar los ojos no te aleja. Y mientras tanto, las sombras bailan a mí alrededor. Tienen la misma forma que solíamos tener, se sientan juntas, juntan sus cabezas para susurrar, y se miran con complicidad. Se burlan.

Desde donde estoy sentada, no se puede ver el cielo. Hay risas a mí alrededor. Risas nerviosas, ilusionadas. Recuerdos, que como un disco rayado se resisten a dejar de sonar. Aun cuando ya no existen. Rozando mi tobillo, hay un papel arrugado. Una carta. De cuando aún había algo que decir. De cuando el silencio no era pesado. De cuando la tensión no me oprimía la garganta. De cuando me sentía bien.

“No puedo

No quieres.  Puedes, pero no quieres

“No puedo”

“No quieres

No. No quise. No. No pude. No puedo.

 "Podrías entenderlo. Ponerte en mi lugar, usar mis zapatos."

“No puedo”

No quieres.

Y ahora queda eso. Recuerdos. Fotografías. Canciones que suenan mejor a dos voces. Y un montón de mañanas rotos esparcidos sobre el suelo que cortan como cristales. (y duelen más que la sal en las heridas) Los fantasmas me rodean, la oscuridad me susurra, y sólo queda el recuerdo. Y la teoría de que podría haber sido diferente.

Gabriella Nightray

No hay comentarios:

Publicar un comentario