domingo, 9 de enero de 2011

Castillos en el aire.

Cuando era pequeña, la niña observaba tras la ventana e imaginaba que su mundo se volvía del revés. El cielo tenía distinto color y las flores del jardín nunca estaban marchitas. A través del cristal era más fácil llenar el vacío que sentía con cuentos de hadas con dragones malvados y hermosas doncellas de dulce sonrisa. Era bonito imaginar de qué color tendría los ojos su amor verdadero.
Ahora que ha crecido, le parece ridículo seguir soñando a través de un cristal. No tiene tiempo de ensayar sonrisas azucaradas ni de soñar con su media naranja.
En cambio tiene que estar en el trabajo en una hora, que retocarse el pintalabios y encontrar esos papeles que debió firmar hacía una semana.
La ventana no ha cambiado, pero ahora ya no hay mundos imaginarios tras su cristal. En su vida no entran los sueños, y hace mucho tiempo desde que busco una canción de amor para ella y su misterioso caballero de brillante armadura y galantes palabras.
Pero anhela.
Sueña.
Y cada mañana, el lápiz rojo sobre sus labios le recuerda que ella no es una doncella capturada por un fiero dragón. Que no habrá caballero de ojos grises, ni cielos de color verde.
Es entonces cuando ya no sabe si se siente vacía porque ya no sueña…o no sueña porque sus ilusiones ya no llenan su vacío. Y solo cuando llueve y puede bailar bajo la lluvia, se acuerda de cómo reírse cuando estas sola.
Gabriella Nightray

1 comentario:

  1. Están bien escritos, sin duda. El tema y el "ambiente" es un poco recurrente, pero me gustan.

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