martes, 10 de enero de 2012

Que corto es el amor y que largo el olvido.

Hay cosas que no se saben con certeza hasta que ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto. Que no entiendes hasta que miras atrás y sólo ves tus errores escritos en letra grande y que aun así no puedes leer, sabiendo tu error y desconociendo la causa.

Yo no supe lo perjudicial que ibas a llegar a ser para mí hasta que no encontré esparcidos por el suelo los trozos de mi corazón hecho pedazos. Eras demasiado bueno, querías quererme siempre. Pero apareció ella, y tus prioridades cambiaron. Y ni siquiera en ese momento te culpe. En ese momento sólo quería quemar mis recuerdos, reducirlos a cenizas que te borraran, a ti, a la calidez de tus abrazos y a tu voz que sonaba como la lluvia en medio de una tormenta. Quería olvidar el olor a verano de tu piel, tus manos frías en las tardes de invierno. Y mientras jugaba con los cristales rotos que un día fueron mis sentimientos, con las yemas de los dedos manchadas de sangre y los ojos anegados en lágrimas recordé una y otra vez como comenzó nuestra historia, porque soñar era más fácil que empezar de nuevo.

(Las sonrisas furtivas, las miradas que lo decían todo sin palabras, tu mano acariciando mi mejilla, mi corazón latiendo desbocado. La primera discusión, los abrazos vacíos, las tardes esperando una llamada y mil intentos de arreglar las cosas que nunca salieron bien. El último día de mi vida contigo) ¿Te acuerdas de aquella tarde? Quisiste explicarme que ya no era lo mismo, que querías que siguiéramos siendo amigos. Y yo sonreí, aguante las ganas de llorar, asintiendo a todo lo que decías. Quisiste darme ese abrazo obligado que duele más porque es el verdadero punto final  y eche a correr lejos de tu compasión, y de las palabras suaves que de todos modos hacen daño.

Siempre creí que el amor era para siempre. Jamás habría creído que algún día me recuperaría después de tu abandono, y de que mis sueños se estrellaran contra el suelo.  Pero lo que nunca me habría imaginado, lo que ahora que he perdido el mapa que señalaba el punto de retorno sé con seguridad, es que lo único que dura para siempre es el olvido.

Gabriella Nightray

1 comentario:

  1. Que texto tan precioso!! :)
    Te sigoo!
    Pasate por el mio: http://ysisevaquelejodan.blogspot.com/

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