jueves, 23 de diciembre de 2010

La llama

Un suave olor a gas inunda la oscura habitación, suena un crujir metálico y se ve una chispa.
La vela se enciende.

Clic, clic, clic. El sonido de las fichas al caer es lo único que rompe el silencio, la vela ilumina los números de una baraja de poker, dejando en la semi oscuridad los incómodos rostros de los dos chicos.

Clic, clic, clic. El sonido se detiene, se muestran sus cartas y el ganador arrastra su tesoro hacia su montón de fichas sin mediar palabra. Sigue el juego. Demasiados secretos como para hablar, muchas cosas que decir y... muchas mas que callar.

Largas y pesadas horas de una timba que hace unos días habría sido un regalo. ¿Cómo imaginar que acabaría así?
Uno se culpa, "Debí guardar mejor el secreto".
El otro está incomodo, "¿Desde cuando siente eso por mi?".
Uno grita en silencio, "¡Estúpido! ¡Eres mi amigo, esto no debería haber cambiado nada!".
El otro lamenta no poder olvidarlo, "Lo siento... no puedo seguir como antes, me da miedo que me hagas sentir lo mismo por ti".

Pensamientos que nunca pronunciarán en voz alta.
¿Qué ocurre cuando la amistad se te queda corta? ¿Cuando no te corresponde? ¿Cuando no puedes recuperar lo que tenías, pero tampoco dejar lo poco que queda? ¿Cuando una silenciosa timba de poker es el resultado de años de amistad, cariño y amor prohibido?

Cesa el sonido de las fichas, el silencio perdura.
...Apagan la vela.

Violet Nightray

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